jueves, 13 de agosto de 2009

‘‘Pensamiento inocente’’


Por Paolo Rodrigo López Delgado

Entre las tantas historias de mi infancia, sean tristes o felices, tengo una guardada siempre, como fecha que me hacía sentir un ‘‘rey’’, donde siempre había lugar para disfrutar de una deliciosa chocolateada acompañada de las crocantes galletitas, y más aún, si había una cajita envuelta con papel de regalo, sin importar lo que contenía adentro, era lo máximo, porque el día del niño había llegado y el 16 de agosto, tenía que celebrarse.

Fue así, que tantas veces, sin importar la lluvia y el frío, nunca fueron obstáculos suficientes para que yo me llene de entusiasmo, me levante de la cama y mi madre me prepara el más rico de los desayunos que no todas las veces podía disfrutar, con algún regalito en la mano, que me ofrecía como un lindo obsequio, acorde a lo que papá y mamá podían. Desde la puerta de mi casa, y atravesando el vecindario, empezaba la caravana con mis compañeros, hasta llegar a la escuela, donde nuestra blanqueada y perfumada profesora nos esperaba con la mas tierna sonrisa, lacrada en los labios, nos cobijaba con tanta dulzura.

Fue así cuando crecí y dejaba de ser un niño, me pregunté tantas veces del por qué se celebra un día 16 de agosto, como el día del niño. Cuando me contaron las razones, me abrazó una inmensa tristeza y donde sólo hubiera querido recoger todas esas sonrisas de ese día, y convertirlas en lágrimas para ofrecer por el alma de cada uno de esos niños que ofrecieron sus vidas, pensando que así, defenderían a su patria. También hubiera querido extender los brazos para secar las lágrimas a esas adoloridas madres, que seguramente no han encontrado ningún consuelo al ofrecer como sacrificio a la patria, la vida de sus retoños.

Me pregunto, qué tan cruel y despiadado tuvo que haber sido el Conde D’Eu, en el momento que su ‘‘mano derecha’’, el Gral. Juan Mena Barreto, fue asesinado por un niño ‘‘Jervacio Leon’’, para mandar a ejecutar e incinerar esas vidas inocentes? Cuando que esos niños fueron sometidos con la intención de defender la patria, disfrazándose como hombres colosos, con los rellenos fibrosos de los marlos de maíz, y con las barbas inventadas con crines de los caballos muertos, mientras que en las manos sólo portaban palos tallados en forma de fusil, esperando a que sean masacrados en la arcillada tierra de ‘‘Acosta Ñu’’, un día 16 de agosto, del año 1869.

Hoy, a 140 años después del holocausto de esos pobres niños mártires que nunca tuvieron la culpa de los que han hecho los adultos, seguimos viendo a tantos niños que sufren, que siguen siendo maltratados, como si no tuvieran el derecho que los pueda amparar, se los alimente y eduque, por un hogar mejor, por una comunidad mas próspera, por un distrito mas desarrollado, una ciudad mas culta, un departamento más justo y equitativo y un PARAGUAY que todos soñamos en tenerlo.

Un Paraguay, por citar aspectos, como por ejemplo, poseer más infraestructuras de trabajo, de desarrollo, con nuevas implementaciones tecnológicas, con el cero por ciento de analfabetismo, donde todos los niños tengan el acceso a una educación como realmente se merecen, para desterrar tanta injusticia y corrupción que están plagados en tantos hombres y mujeres, que por el deseo de poder, quitan el derecho a tanta gente laboriosa, porque nunca han aprendido a respetar y valorar a los demás.

Vivimos en un mundo, donde el país debe invertir en la educación de sus soberanos, para empezar a cambiar el rumbo que tanto mal nos ha causado, y qué mejor manera de empezar a sembrar las semillas, esas semillas que son los niños, empezar a darles un trato diferente, hacerles ver que el mundo es un lugar maravilloso para hacer tantas cosas benevolentes para el bien de los demás, tanto deseamos caminar por algún rincón del país, sin que veamos por las calles a niños ofreciendo hasta su ser, con la intención de llevar un pedazo de pan en el hogar.

Que triste es verle a niños, sin, desnutridos, caras sucias y descuidados, puesto en sus brazos un cesto cargado de bienes a ofrecer, porque a tan temprana edad ya le dieron la responsabilidad de alimentar a toda una familia, sufriendo maltratos físicos y sicológicos a donde desafortunadamente llegan a ofrecer su precario producto a los degenerados que nunca saben apreciar la vida y que nunca se preguntaron el por qué, esa pobre criatura esta golpeando su puerta para ofrecerle una ‘‘rica empanada’’.

Mi homenaje a todos los niños, a esa hermosa niñez que se esmera en sus estudios, en sus sueños, en sus anhelos y fantasías, ser niño, fue lo mejor que me pudo haber pasado y como yo merecí estudiar y ser cuidado, para conseguir mis sueños, también los demás niños lo tienen. Por eso, en especial quisiera homenajear a aquellos niños que sin haber tenido la culpa, recorren las calles ofreciendo lo que puede, para luchar y sobrevivir, viendo sus sueños marchitos y no tener la oportunidad, que los demás niños gozan, LA EDUCACION como principal elemento para el desarrollo de una persona.

Traigamos en la memoria, y recordemos siempre la valentía que tuvieron esos niños mártires de Acosta Ñu, que dieron sus vidas en el derramamiento de sangre, por una guerra que nunca valió la pena, y que los paraguayos hoy y siempre vamos a lamentar.


‘‘La guerra es la forma más vana y estúpida de sacrificar vidas humanas, que fue inventada por el propio hombre’’

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